Dibujos, notas y fotografías
Con la llegada del cometa 1P/Halley al afelio el 9 de diciembre de 2023 hubo muchas personas que recuperaron sus observaciones y experiencias de la época del paso previo de este astro por el Sistema Solar interior, en 1985 y 1986. Esto me animó a rebuscar entre mis cosas y a recordar aquellos tiempos en que me iniciaba en la afición por la astronomía práctica, justo cumpliendo diecisiete años de edad.
Los dibujos, notas y fotografías que he encontrado no son de calidad ni tienen otro valor que el sentimental, pero me ha hecho ilusión rescatar estos materiales y reunirlos ordenados, primero para mí, por pura nostalgia, pero también por si más adelante hay alguien que los encuentre interesantes.
Las observaciones las hice con un telescopio reflector newtoniano de 11 cm de abertura sobre una montura ecuatorial alemana totalmente manual y muy inestable, de la marca japonesa Tasco, adquirido en el comercio Galerías Preciados de Córdoba en diciembre de 1983. Tengo anotada mi primera observación astronómica con este aparato el miércoles 18 de abril de 1984 (vacaciones de primavera o de «semana santa»): «Ligero velo de nubes. Noche poco oscura. Alguna iluminación artificial». La contaminación lumínica, compañera eterna de viaje. La primera entrada del cuaderno corresponde a la estrella doble gamma Virginis. Como las observaciones del cometa Halley empiezan en octubre de 1985, yo llevaba entonces como un año y medio usando el telescopio cuando podía y anotando los resultados, normalmente en vacaciones o fines de semana, desde la sierra de Córdoba.
En cuanto a las fotografías, todas son rudimentarias y los negativos están muy castigados. Se trata de imágenes temblorosas tomadas con una cámara Yashica Electro-35 sobre película en blanco y negro de 400 ASA VALCA HH29. Colocaba la cámara sobre el telescopio mediante un soporte artesano y muy precario, y hacía el seguimiento a mano mientras observaba una estrella de guía con un ocular de gran aumento. Cometí todos los errores posibles en la toma, revelado y conservación de las fotografías. Caí en los fallos peores, como es natural, cuando más daño podían hacer. El resultado vale solo como recuerdo…. pero aquí está.
He aquí la lista de contenidos del álbum:
1985 10 24 (J) | 1985 12 14 (S) | 1986 05 02 (V) |
1985 11 08 (S) | 1986 01 04 (S) | 1986 05 30 (V) |
1985 11 09 (D) | 1986 01 11 (S) | 1986 05 31 (S) |
1985 11 30 (S) | 1986 03 22 (V) | Referencias |
Y aquí, la versión íntegra en formato PDF de este álbum, no te la pierdas.
24 de octubre de 1985, primera observación

El álbum del cometa Halley se abre con la esta anotación del jueves 24 de octubre que se reproduce en la figura 1. El cuaderno (página 40) indica que ya había hecho un intento fallido el viernes 11 de octubre anterior. Recuerdo con emoción aquel día. Subí a la sierra con ciclomotor para intentar ver el cometa a pesar de que había bastante Luna (fracción iluminada 0.85, creciente). Las posibilidades de éxito dependían de la competición entre el oscurecimiento del cielo por el crepúsculo y su abrillantamiento por la subida de la Luna. A punto de darme por vencido, al final di con él y tracé un esquema apresurado. Las efemérides disponibles daban una magnitud visual prevista igual a 10 para el cometa, pero, como indico en observaciones posteriores, parece que esas estimaciones infravaloraban bastante el brillo aparente del astro.
Cabría preguntarse hasta qué punto estas notas reflejan la realidad de lo observado. Las coordenadas anotadas en el dibujo están referidas al equinoccio B1950 y son aproximadas. El sistema de efemérides Horizons sitúa el cometa en la carta 204 de la serie C del magnífico TriAtlas de José R. Torres Lapasió y, en efecto, contando con que la observación se hiciera lo más temprano posible al principio de la noche se puede establecer la correspondencia de la figura 2. A lo largo del álbum tendremos ocasión de valorar mis distintos niveles de acierto al copiar asterismos, o al marcar la dirección de los puntos cardinales en los dibujos. Aunque en este caso no estuve de lo más acertado, en la figura 2 la identificación del curioso grupito de estrellas marcado con g es inequívoca, con la estrella a justo al norte y al lado de la posición prevista por Horizons para el cometa en el sistema de coordendas J2000 del TriAtlas (5:47+21.16). El grupo G, más brillante, y la pareja b los podría haber plasmado mejor, pero encuentro convincente la comparación y, además, la escala coincide muy bien. El campo de visión del telescopio Tasco con el ocular de 20 mm es de medio grado de diámetro y para mí era habitual desplazarme algo en el entorno para ampliar el contexto. Las cuadrículas del TriAtlas C son de 1° × 1°.

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8 de noviembre de 1985
Hay que esperar al sábado 8 de noviembre de 1985, ya noche oscura (fracción iluminada de la Luna 0.3, menguante) para encontrar la segunda anotación (figura 3), también en la página 40 del cuaderno. El cometa sigue en Tauro. Apunté que el cometa me parecía más brillante de lo previsto y que se veía muy bien con prismáticos, un grado al ESE de tau Tauri. Comparaba su apariencia con la de un cúmulo globular (en efecto, el Tasco no permitía resolver los globulares, que siempre aparecían como nubecitas difusas) pero de núcleo muy denso.
El sistema Horizons sitúa el cometa en torno a 04:46+22:19 (en estas fechas se movía bastante rápido por el cielo) y, efectivamente, la carta 206 de TriAtlas C permite la comparación que se plasma en la figura 4. Parece que el cometa debía superponerse a una estrella muy débil que no llegué a ver, y tampoco esta vez acerté del todo con la orientación del norte, pero el resto de estrellitas que constan en el dibujo no deja lugar a dudas, en especial el triangulito T y el grupo G. El cometa cae sobre la eclíptica. La otra raya que cruza la carta no es más que la línea que une épsilon con beta Tauri.


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9 de noviembre de 1985
La observación de la noche anterior fue tan bien que, por lo visto, el domingo 9 de noviembre me animé a hacer un poco de todo. Entre mis notas, en una hoja suelta sin numerar, aparece un mapita con el recorrido del cometa en el cielo entre los días 9 y 10 de noviembre (figura 5).

El dibujo hecho al telescopio en la noche del 9 de noviembre consta en la figura 6 (de nuevo, página 40 del cuaderno). Se ve que me sorprendió lo rápido que se movía el cometa. Cuando digo que lo he localizado «directamente» me refiero a que no he tenido que usar coordenadas, sino que he podido apuntar el telescopio a ojo, con el buscador, seguramente después de ubicar el cometa en el cielo con los prismáticos.
La comparación con TriAtlas C, de nuevo mediante la carta 206, aparece en la figura 7 . El triangulito T es inequívoco, y la estrella D, marcada como «débil» en el dibujo, aparecía justo en el borde sur de la cabellera del cometa. No habría estado mal incluir en el dibujo el par de estrellas algo más brillantes que aparecen en TriAtlas al sur de D.
Decidí completar la sesión con un par de fotografías. Las anotaciones (figura 8) hablan de 10 minutos y 20 minutos de integración, respectivamente. Por cierto que las notas están hechas al dorso de una octavilla muy típica de la época (figura 9) y que ha sobrevivido solo gracias a que fue soporte de estos datos acerca de las fotos.




Ya he explicado antes el sistema tan precario que empleaba para la toma de fotos. Esto, naturalmente, implicaba resultados muy lejos de lo óptimo. A pesar de ello, y como se ve en las figuras 11-12 y 13-14, el cometa apareció en las dos tomas, aunque de manera muy marginal.
Se ve que en su momento debí de inspeccionar los negativos en detalle, en busca del cometa, y lo encontré. La prueba está en una anotación acerca de la «foto 31A» (figura 10). La nota, en la página 45 de mi cuaderno de campo, atribuía la imagen al 11 de noviembre, pero ese dato era erróneo, en realidad corresponde al 9, así que en la figura 10 la he corregido (una observación atenta mostrará que el dígito 9 del día está copiado del dígito 9 del año). Aquí pone que el tiempo de integración es más bien de 15 minutos (no 10) para la foto corta, y unos 20 para la larga. Al parecer comparé los negativos con la carta que aparece en la página 182 de la Guía de campo de las estrellas y los planetas de los hemisferios norte y sur, de Omega, en su edición de 1982 en lengua castellana, firmada por Menzel y Pasachoff (en este orden), y que incluía un sorprendente atlas fotográfico de todo el cielo. También estuve consultando la carta 57 de la AAVSO, que debió de prestarme alguien de la Agrupación Astronómica de Córdoba. La clave para localizar el cometa está en el diagrama que aparece abajo a la izquierda.

La foto de la figura 11 reproduce todo el negativo, pero lleva ampliada en la parte superior derecha la región en torno a tau Tauri en la que aparece el cometa. La comparación con la figura 10 permite localizar el Halley, aunque hay que tener en cuenta que la orientación del diagrama y la de la foto son diferentes. ¿Llegas a ver la correspondencia?
La figura 12 reproduce la misma imagen, pero con etiquetas para identificar estrellas y otros objetos. Ahora 1P/Halley está señalado, tanto en la foto general como en la ampliación. Se aprecian varios de los cúmulos estelares abiertos de Tauro. Por supuesto, las Pléyades y la Híades. Pero también se distinguen, como mínimo, los cúmulos NGC 1647 y el par NGC 1750-1758. Tiene cierta gracia que, años después, yo dedicara el grueso de mi tesis doctoral a estudiar justamente este segundo par de cúmulos (con la conclusión, entre otras, de que NGC 1746 es una designación que hay que evitar por no corresponder a ningún objeto real). Resulta que mi primera foto del Halley ya incluía mi futuro objeto de estudio.
En cuanto a la segunda foto de esta jornada, la de 20 minutos de integración, representa solo la primera de las catástrofes de este cuaderno. El incremento de tiempo de exposición mejoró en algo la relación señal-ruido, pero no todo lo que habría sido posible, por culpa de un error en el seguimiento. Lo más probable es que mi soporte rudimentario que sostenía la cámara fijada al telescopio se moviera un poco, con el resultado de que las estrellas aparecen duplicadas, con un efecto que arruina la imagen y frustra el intento de captar el cometa con más claridad. Aun así, ahí están las imágenes, sin etiquetas en la figura 13 y con ellas en la 14.




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30 de noviembre de 1985
La noche del sábado 30 de noviembre volvía a ser brillante, con la Luna justo pasada la fase llena (fracción iluminada 0.9, menguante). Aun así, pude observar muy bien el cometa, como lo demuestran las notas de la página 40 de mi cuaderno (figura 15).


El dibujo hace pareja con un mapita trazado a mano, en una hoja aparte, que da una visión de contexto más amplio (figura 16).
La comparación con TriAtlas C (figura 17), tanto del diagrama trazado con prismáticos como del dibujo hecho con telescopio, supera la prueba con éxito. Esta vez el cometa caía en un espacio intermedio entre cartas, lo que ha obligado a combinar las 212, 213, 260 y 261. Tanto la estrella ro como eta Piscium quedan fuera del recorte, pero sí aparece la estrella 87 de la constelación. El cometa estaba situado grado y medio al sur de la estrella etiquetada como a. El resto de etiquetas no dejan lugar a dudas, y la escala del dibujo con telescopio encaja muy bien.

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14 de diciembre de 1985
El sábado 14 de diciembre de 1985 hubo noche oscura, con Luna nueva (fracción iluminada 0.1, creciente) y, al parecer, muy buen tiempo. El cometa aparecía sobre el bonito asterismo de la Rueda de Piscis y me decidí a retratarlo por todos los medios a mi alcance. Reparemos primero en el mapa general, en una hoja suelta entre mis notas, reproducido en la figura 18. Representa la frontera sur de Pegaso con Piscis, y una marquita señala la posición del cometa. La esquina de abajo a la izquierda amplia la región de la Rueda y representa, por primera vez, un cometa con algo de cola.


Las notas resisten de nuevo muy bien la comparación con TriAtlas C (figura 20). En este caso ha habido que empalmar las cartas 216 (al norte) y 264 (al sur).
Pero la estrella de la noche es la fotografía de algo más de 20 minutos de integración que tomé esa misma jornada. La información consta en la figura 21, en una nota escrita al dorso de la misma octavilla representada en la figura 9. Las fotos se reproducen en las figuras 22 y 23.





Aunque la fotografía es aceptable y el seguimiento muy bueno, el negativo no está bien conservado, como lo muestra la suciedad abundante que se ve en la imagen escaneada. Aun así, creo que este es uno de mis mejores documentos sobre la visita del cometa Halley en 1985-1986.
La página 45 del cuaderno de campo aporta algunos datos sobre esta toma, incluyendo un esquema que tracé inspeccionándola en detalle y comparando con la página 202 de la guía de Menzel y Pasachoff (Omega) y con la carta 101 de AAVSO (figura 24).
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4 y 11 de enero de 1986

Los dos primeros sábados de enero del nuevo año 1986 tuve ocasión de seguir el rastro del cometa en Acuario. Las dos noches fueron oscuras, la primera con una Luna menguante con fracción iluminada 0.3, y la segunda con novilunio. Un mapa en hoja separada (figura 25) nos muestra el contexto: el cometa se desplaza al oeste de la Jarra de Acuario, al sur de Pegaso, y parece mostrar ya una cola más que clara.
El dibujo del 4 (figura 25) incluye observaciones con prismáticos y con telescopio, y muestra una cola gloriosa, en todo su esplendor, en un cometa que se aprecia ya sin ningún problema a simple vista. La comparación con TriAtlas C recurre en este caso a las cartas 266 y 267 y aparece en la figura 26.
El dibujo del 11 (figura 28) vuelve a incluir tanto la vista con prismáticos como con telescopio. Esta fue mi última observación antes del perihelio, que tuvo lugar el día 9 de febrero de 1986.





Las observaciones del día 11 de enero de 1986 culminaron con la toma de una fotografía de 20 minutos de exposición que ya se anuncia en la parte izquierda de las notas de campo (véase la figura 28). También hay datos sobre ella en la página 45 del cuaderno de campo (figura 30), donde se incluye un esquema del entorno del cometa en la foto que se puede comparar con los recuadros ampliados de las imágenes en las figuras 31 y 33. En la figura 32 se identifica el campo comparando con TriAtlas C. Estimé para el cometa una magnitud visual aparente de 4.5.



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22 de marzo de 1986
Después de ver las fotos anteriores podría parecer que ya le había cogido el tranquillo más o menos a las exposiciones largas guiadas a mano. Pero la realidad se encargaría de desmentirlo unos pocos días más tarde y en las condiciones más atroces.
El 11 de enero me despedí del cometa Halley por su excesiva cercanía al Sol, camino del perihelio el 9 de febrero. Pasado el perihelio el cometa debía mostrar una cola mucho más destacada, pero observarlo requería despertarse muy temprano, porque había pasado a la parte del cielo de madrugada. Además, su movimiento hacia el oeste iba acompañado de un desplazamiento muy rápido hacia el sur, por lo que había tan solo unas pocas semanas después del perihelio para cazar el cometa antes de que se perdiera en los cielos australes. En 1986 el público del hemisferio sur dispuso de las mejores vistas del cometa Halley, negadas a la gente del norte.

La noche del 21 al 22 de marzo de 1986 parecía la ideal para pillar el cometa antes de su huida hacia el sur. Posición correcta, viernes por la noche, tiempo excelente. Así que un grupo de amiguetes, entre los que se encontraba Juan Morales Ogayar (que puso su flamante Renault 12 a nuestra disposición para la ocasión), David Martínez Delgado y otras personas (creo recordar que también vinieron Angelines Rey Olmedo, Cristina Atanasio Utrero y Rafael Diéguez López de Ahumada), organizamos una escapada a la campiña cordobesa. La planificación había sido exhaustiva, porque unos días antes habíamos ido a inspeccionar el terreno para asegurarnos de que el emplazamiento elegido presentaba un horizonte despejado y adecuado. A las cuatro de la madrugada del 22 de marzo de 1986 empezó la aventura. Nos dirigimos al punto escogido, en una pista agrícola entre Aldea Quintana y San Sebastián de los Ballesteros. El cielo estaba despejado y negro. Aunque aquella noche había habido una Luna creciente gibosa considerable, con fracción iluminada 0.8, se ponía a las 4:30 UT, de modo que para cuando llegamos al lugar de observación ya no había ni siquiera Luna.
Cada cual montó sus instrumentos, hubo quien solo observó con prismáticos o telescopio, pero yo me atreví a intentar tomar la foto de mi vida. La experiencia acumulada no era poca y todas las circunstancias parecían propicias. Semanas después, cuando ya nada tenía arreglo, David Martínez, que venía de recoger del laboratorio fotográfico los negativos revelados, me dijo: «Tenemos que hablar de tu foto». En efecto, los quince minutos largos de exposición (figura 35) del cometa en su máximo esplendor eran casi para tirar a la basura… porque la toma salió desenfocada. Se ve que al encajar la cámara en mi soporte artesanal para acoplarla al telescopio rocé el anillo de enfoque, que previamente había ajustado al infinito… y no tuve la precaución de comprobarlo antes de iniciar la exposición.
El cometa se ve, y no mal, y el campo estelar al este de Sagitario, con la Vía Láctea, se intuye perfectamente. Abajo a la derecha se aprecia parte del tubo del telescopio, mientras que la esquina inferior izquierda queda ocupada por el horizonte llano de la campiña cordobesa. La figura 35 presenta la fotografía tal cual, mientra que la 36 ofrece una versión etiquetada. No vale la pena, en este caso, hacer ampliación ninguna, porque no hay nada que ampliar: en cuanto se agranda un poco la imagen las estrellas se ven como huevos y, en fin, no hay motivos para la felicitación después de este desastre insuperable.


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La foto perdida del 2 de mayo

Los registros (página 45 del cuaderno de campo) no mienten y me consta que el 2 de mayo de 1986, viernes, tomé una fotografía del cometa con 15 minutos de exposición. El cometa volvía ya de su excursión de abril por los cielos australes y, aunque ya lejano y debilitado, valía la pena intentar seguirlo un poco más. Las condiciones eran propicias, porque la Luna, menguante y con fracción iluminada 0.3, no saldría hasta muy avanzada la madrugada, y el cometa volvía a verse en un horario cómodo por la tarde.
Pero no aparece este negativo. Juan Morales no solo nos llevó a algunos en su Renault 12 al camino de San Sebastián de los Ballesteros, sino que se interesó mucho por ayudarme en la afición por la astronomía. Él ejercía entonces como profesor de Física y Química en un instituto de secundaria en Córdoba y todavía teníamos grandes proeyctos por delante. Como aficionado a la fotografía, hizo gestiones para que un buen amigo suyo, cuyo nombre no recuerdo, me prestara una cámara réflex con teleobjetivo, con la idea de que yo pudiera captar el cometa en su regreso al firmamento boreal.
Creo recordar que esta foto la tomé desde el entorno de Medina Azahara, y que esta vez fue José Alejandro Pérez Cano, un miembro de la asociación lo bastante mayor como para tener coche (otro Renault, pero de un modelo distinto al de Juan Morales), el que nos llevó hasta allí.
No pierdo la esperanza de que el negativo aparezca un día de estos entre mis archivos caóticos de fotografías antiguas. Entretanto, no hay más remedio que hacer constar, como nueva catástrofe fotográfica, la pérdida de este material.
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Fin de fiesta: 30-31 de mayo de 1986
Pero la vida sigue y, con ella, el cometa Halley, que seguía avanzando por los cielos del norte a medida que se debilitaba y alejaba, camino de su afelio el 9 de diciembre de 2023.
Nuestro último encuentro sucedió las noches del 30 y el 31 de mayo de 1986, viernes y sábado. La Luna volvía a estar menguante, casi en cuarto, de modo que no interfería con el cielo al principio de la noche.
El alejamiento del cometa hacía que, a estas alturas, su movimiento por el cielo fuera muy lento, nada que ver con los intervalos de más de un grado que recorría cada jornada cuando empecé a verlo por la zona de Tauro meses antes. El Halley atravesaba entonces la zona del Sextante, una de esas constelaciones de las que hemos oído hablar siempre (como del Lince, el Lagarto o la Jirafa) pero que son tan pobres en estrellas destacadas que resultan imposibles de reconocer en el cielo.
En estos dibujos, en la página 47 del cuaderno de campo, empecé a usar una convención que entonces debió de parecerme muy elegante y que había aprendido viendo diagramas de gente más experta. Consiste en señalar las estrellas más débiles con dos rayas perpendiculares que apunta hacia ellas, para evitar que los puntitos que las representan se puedean confundir con imperfecciones del papel.

Como se ve en la figura 38, el día 30 el cometa aparecía al nordeste de una estrella anaranjada y al sur de otra más débil que me pareció azulada. Los registros con telescopio y con prismáticos resisten muy bien la comparación con la carta 337 de TriAtlas C (figura 39). El tipo espectral de estas estrellas, indicado en el pie de la figura 39, confirma esta apreciación.
La vista de Saturno tiene su punto. Reconocí bien Titán, pero me parecía bastante claro que los otros dos puntitos eran satélites del planeta (en mi cuaderno de campo hay muchas anotaciones de ellos) y no me preocupé por identificarlos, un proceso que por entonces requería hacer algunas cuentas a partir de los datos que constaban en las efemérides astronómicas del Real Instituto y Observatorio de la Armada. Hoy, un solo toque con un programa como Stellarium permite identificar esos puntitos de manera inequívoca: el que aparece al norte de Saturno (abajo en el dibujo) es Rea, pero el punto marcado con un doble interrogante no parece un satélite y debía de ser una simple estrella de fondo.



El sábado día 31 el cometa seguía en la misma zona, con solo un ligero desplazamiento hacia el norte (figuras 40 y 41).
De esta manera tan discreta me despedí del cometa Halley hasta 75 años más tarde. Tengo registradas observaciones con telescopio de otros objetos en julio, cuando ya habría sido imposible localizarlo con mis medios tan modestos.
Si tú que lees esto pretendes seguir el cometa Halley en su visita de 2061, no pierdas de vista la experiencia de quienes te precedieron. Que los errores no te persigan y que la suerte te acompañe.
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Referencias
La fuente principal de información para localizar el cometa fue un librito encantador de Fernando Martín Asín, un pionero de la divulgación de la astronomía en España que en 1984 publicó su obra El cometa Halley, un visitante de honor (editado por el autor, impreso en el Instituto Geográfico Nacional, ISBN 84-398-2727-X).



El trabajo de Martín Asín era un cuadernillo de contenido duro, repleto de esquemas que me hicieron apreciar y admirar la astronomía de posición.
El autor cometió el error de pensar que el cometa no sería visible de nuevo en el hemisferio norte después de su marcha hacia el sur en abril de 1986, pero debió de darse cuenta de este fallo y publicó luego una addenda al libro con los datos para mayo y junio, que recuerdo perfectamente haber utilizado, pero que no conservo.
También me resultó de utilidad un libro muy breve, casi un folleto, de distribución gratuita que escribieron el inmortal José Luis Comellas García-Llera y su colaborador habitual de aquel entonces, Manuel Cruz Conejo. El título era El cometa Halley, 1985-86, guía para su observación. Publicado por Salvat Editores dentro de la colección Temas Clave (este era el volumen 102) y con ISBN 84-345-8134-5. De un tono mucho más divulgativo, este libro pecaba por un gran exceso de optimismo en la representación del cometa en los diagramas, y no aportaba coordenadas celestes, aunque sí bastantes mapas. Llegó a mis manos en abril de 1986, justo a tiempo para el retorno del cometa al hemisferio norte. La cubierta incluye una foto del cometa tomada en noviembre de 1985, lo que apunta a que se publicó un poco tarde.

Para la orientación en el cielo y el reconocimiento del cometa en los negativos usé mucho la Guía de campo de las estrellas y los planetas de los hemisferios norte y sur, de Donald H. Menzel y Jay M. Pasachoff, en su edición de Omega de 1982, traducida por Joan Ayala.


El mundo de la afición a la astronomía en Córdoba funcionaba entonces con una precariedad de medios considerable. Aunque maestros como Manuel Flamil Cañete disponían de recursos increíbles en forma de atlas y catálogos, la mayoría nos conformábamos con la Guía del firmamento de Comellas y poco más. Por eso no resulta sorprendente que yo mismo supiera de la existencia de este libro no a través de nadie de la agrupación, sino por una compañera del instituto, María del Carmen García Martínez, que me prestó un ejemplar que rondaba por su casa, propiedad de la familia, gente de intereses muy amplios. Me faltó tiempo para ahorrar y comprar mi propio ejemplar en la librería Luque. Quién iba a decirme entonces que, pasado el tiempo, tendría la oportunidad de participar en la traducción de versiones posteriores de esta obra.
Esta edición de la guía incluía un atlas fotográfico del firmamento que todavía me parece una obra maestra, aunque ediciones posteriores lo sustituyeron por mapas preparados por Wil Tirion. Cada parte del cielo aparecía fotografiada en positivo en la página de la derecha, y otra vez en negativo en la de la izquierda, esta vez con marcas, coordenadas y etiquetas. En las figura 48-49 vemos un ejemplo de mapa en negativo, la página 202 que contiene la Rueda de Piscis y donde interpreté que la designación «a 16665» correspondía a la estrella que en realidad se llama 7 Piscium (más detalles al pie de la figura 24).


Para preparar este álbum he usado con frecuencia el sistema de efemérides Horizons, de NASA-JPL, que en el momento de escribir estas líneas está accesible en la dirección:
https://ssd.jpl.nasa.gov/horizons/
Asimismo, he recurrido de manera ocasional al banco de datos SIMBAD del Centre de Donées Astronomiques de Estrasburgo:
http://simbad.cds.unistra.fr/simbad/
Los dibujos y fotografías de este álbum los he comparado por sistema con el magnífico atlas estelar TriAtlas. Esta obra de José Ramón Torres cubre todo el cielo en tres atlas diferentes, llamados A, B y C, con escala y magnitud límite distinta en cada caso (9, 10 y 13, respectivamente). Para mis comparaciones he recurrido a la versión C. No se pierdan este magnífico producto, accesible en:
https://www.uv.es/jrtorres/triatlas.html
Versión íntegra de este álbum en formato pdf: en este enlace.
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